Científicos argentinos
descubrieron un antibiótico que podría detener el Parkinson
Un trabajo de especialistas tucumanos en conjunto
con colegas franceses y brasileños reveló un posible nuevo uso de la
doxiciclina, un medicamento para tratar las neumonías. El fármaco fue capaz de
frenar la muerte de neuronas en cultivo y en roedores. Infobae consultó a la
investigadora principal
8 de febrero de 2017
Los resultados aún están en fases experimentales
De acuerdo con las estadísticas de la
Organización Mundial de la Salud, más de 7 millones de personas en el mundo
padecen el mal de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo y altamente
invalidante. La patología aún carece de cura, quedando los actuales
tratamientos restringidos al alivio de los síntomas, como pueden ser la
lentitud, la rigidez muscular o los temblores, entre los problemas motrices que
provoca.
Por la magnitud de alcance que representa, la
necesidad de una indicación eficaz es imperiosa. Es por ello que cientos de
investigaciones científicas se ponen a prueba en búsqueda de una solución
definitiva. El primer paso es frenar el deterioro. Conforme pasa el tiempo, la
respuesta parece estar cada vez más cerca. Una prueba experimental
encabezada por un equipo de especialistas argentinos halló un descubrimiento
que significa un paso más en la lucha contra la enfermedad.
La dixociclina se utiliza como tratamiento para
neumonías
La investigación, publicada en la revista Scientific Reports (de la editorial
Nature) tiene como eje central a la doxiciclina, un antiguo antibiótico
perteneciente al grupo de las tetraciclinas que es frecuentemente utilizado
para el tratamiento de las neumonías y otras infecciones. El estudio reveló que el
fármaco, aplicado en muy bajas dosis, puede reducir la toxicidad de una
proteína responsable de propagar la muerte de las neuronas.
"El descubrimiento fue casual, algo que
en ciencia llamamos serendipia. Estábamos haciendo otros estudios, intentando
obtener modelos experimentales de ratones con Parkinson, y nos dimos cuenta de
que los que estaban alimentados –por error– con consumos que tenían
dixociclina, que en realidad eran para otro lote, cuando nosotros poníamos el
tóxico en el sistema nervioso nos funcionaba", comentó a Infobae
Rosana Chehín, investigadora independiente del Conicet en el Instituto
Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio, Conicet-UNT).
"Hay una proteína en el cerebro que normalmente
está soluble y cumple una determinada función en las neuronas, pero que en
determinados momentos se vuelve tóxica –no se sabe bien por qué– y empieza a
matar las neuronas. Lo que hace la doxiciclina unirse a estos
agregados, inducir un cambio de conformaciones en ellos y reducir su toxicidad.
Lo que se publicó son las bases moleculares que explican este proceso",
agregó.
Participaron especialistas de Argentina, Brasil y
Francia
Además de la especialista argentina, el estudio
estuvo encabezado por Rita Raisman-Vozari, del Instituto para el Cerebro y
la Médula Espinal (ICM), de París, Francia. También participaron científicos
brasileños. El trabajo se realizó parte en Tucumán, parte en París. "La
propuesta es reciclar esta droga y usarla como neuroprotector, a dosis mucho
menores de la que se emplea normalmente, dosis subantibióticas según nuestros
cálculos, en las cuales no se genera resistencia al antibiótico", explicó
Chehín.
La especialista destacó la importancia de recalcar
que los resultados están en una fase experimental. "Todas estas son
pruebas preclínicas. Funcionan muy bien en cultivos de neuronas y también lo
han hecho en animales de experimentación, lo que no significa que tenga los
mismos resultados en la escala humana. La reducción de la toxicidad
de alfa sinucleína podría abrir nuevas estrategias terapéuticas para la
enfermedad". En este punto ya no depende de la labor de la comunidad
científica, sino que es necesaria la intervención de neurólogos, los sistemas
de salud y la industria farmacéutica.
El antibiótico funcionaría como terapia de
prevención
"Para que una nueva droga llegue al mercado se
necesitan 14 años de pruebas preclínicas y clínicas. Es un fármaco que ya está
probado, ya se le conocen los efectos adversos y que ya está en el mercado. Lo
que hacemos es reproponer un uso. Pensamos que a futuro se podría llegar a
dar en muy bajas dosis como prevención todos los días porque protegería a la
neurona del daño tóxico. Lo que no hemos encontrado es que revierta el daño que
ya está hecho. Es una esperanza", afirma Chehín.